Asociación de Vecinos de Alborada: Un impulso para el eterno olvidado
El rural gallego es seguramente el lugar que mejor ejemplifica la esencia de esta comunidad. Desde las casas de piedra, hasta los campos de cultivo, sin olvidar el constante sonido de las gallinas u otros animales, todo ello representa la gran realidad del noroeste de la Península.
A pesar de su relevante papel, estas zonas siempre han reclamado ayudas que allí nunca llegan: las mejoras que cubran sus necesidades mínimas, que muchas veces se materializan en urgencias tan simples como la de conseguir alumbrado público, una mejora del asfaltado o la colocación de unas vallas de seguridad. A pesar de ello, siguen siendo ignorados.
Algo así le ocurría a la Asociación de Vecinos de Alborada, una unión de personas de la zona, que agrupa varios lugares del Concello de Marín (Arealonga, Souto do Carregal, Bravos, Casal y A Laxe). Esta “fue fundada hace aproximadamente 30 años” con el fin de “mejorar las zonas y la calidad de vida de nuestros vecinos”, tal y como cuenta la presidenta de la misma, Guadalupe Malaquías, que explica que llevaban años con un serio problema de seguridad.
En uno de los viales que discurren por el barrio, se encuentra una zona en curva que cuenta con un terraplén en uno de los laterales de la vía. Precisamente esa ubicación se encontraba sin medida de seguridad alguna, lo que la convertía en un peligro “para todos, pero sobre todo para los vecinos que llevan a los niños al colegio cada día”, comenta Malaquías. Este era un problema que venía de tiempo atrás y que habían intentado subsanar “pidiendo ayuda desde hace mucho tiempo al Concello, sin tener respuesta”, alega la presidenta.
Ante esta situación, y también debido a la incapacidad económica de los vecinos de hacer frente a una obra como esta, nació en esta comunidad marinense la idea de acudir al Plan Social Ence Pontevedra. “Llevábamos intentando realizar la obra desde hace mucho tiempo, sin poder conseguirlo, por motivos económicos”, admite Guadalupe. Finalmente, acudieron a la iniciativa social y presentaron un proyecto para “la colocación de una barandilla y, así, cubrir toda la carretera, para que no cayese nadie por el terraplén”, afirma Malaquías.
Allí encontraron la ayuda que tanto tiempo llevaban reclamando. Su proyecto resultó beneficiario del Plan Social y pudieron empezar a acometer la obra para la colocación de la barandilla de seguridad que, a día de hoy, ya ha finalizado con unos “resultados espectaculares”, en palabras de la propia presidenta. “Este proyecto va a mejorar muchísimo la vida de los vecinos, pues tiene 80 metros de largo y cubre toda la carretera”, admite.
En este sentido, la asociación agradece que con el impulso de Ence hayan podido materializar una necesidad de todos los vecinos de la zona, que ahora pueden transcurrir de forma segura por el vial. Además, la respuesta positiva del Plan Social ha sembrado esperanza en los vecinos de Alborada, que sueñan con poder seguir mejorando el lugar dónde habitan con iniciativas como esta. “Las asociaciones de vecinos, sobre todo en el rural, cuentan con muy pocas ayudas, pues somos el eterno olvidado; pero tenemos muchos proyectos y esperamos poder seguir contando con la ayuda de Ence. Sin ella no podríamos mejorar nuestro entorno”, concluye Guadalupe.