
Kitesurf con propósito: el deporte que cambia vidas en las Rías Baixas
En la playa de Lourido, en el Concello de Poio (Pontevedra), un grupo de jóvenes se lanza al mar con cometas de colores, tablas y muchas ganas de aprender. Pero lo que ocurre en estas aguas va mucho más allá del deporte. Gracias al apoyo del Plan Social de Ence, el Club Kite Galicia Lourido ha consolidado una escuela de kitesurf que forma a niñas, niños y adolescentes no solo en lo técnico, sino también en valores como la sostenibilidad, la inclusión y el trabajo en equipo.
El proyecto, que se viene desarrollando desde marzo y se extenderá hasta octubre de 2025, está dirigido a jóvenes de entre 8 y 18 años. Mediante una metodología adaptada y accesible, el club ofrece cursos de iniciación y progresión, con especial foco en quienes no suelen tener acceso a deportes acuáticos.
“Sabemos que el kitesurf puede parecer inaccesible, por eso hacemos un esfuerzo por abrirlo a todos. Prestamos el material, ofrecemos precios sociales y adaptamos los horarios a las necesidades de cada familia. Y una vez que lo prueban, el mar y el viento hacen el resto: los atrapa para siempre”, afirma Justo Fernández, fundador del Club y referente del kitesurf a nivel gallego e internacional.
Más que deporte: comunidad y medioambiente
Lo que distingue a esta escuela es su enfoque integral: durante el año se organizan limpiezas de playa, talleres de sostenibilidad, charlas sobre seguridad y eventos abiertos a la comunidad. Además, se ha implementado un programa de mentoría para acompañar el desarrollo personal de los jóvenes participantes.
“El kitesurf no es solo un deporte: es una herramienta de crecimiento personal. Muchos chicos y chicas llegan sin experiencia previa, y en poco tiempo se los ve con más confianza, en contacto con la naturaleza y compartiendo en equipo. Esa evolución es lo que más nos emociona”, explican desde el equipo docente.
Un modelo que perdura en el tiempo
Aunque actualmente cuenta con el respaldo del Plan Social de Ence, el Club trabaja en un modelo mixto de sostenibilidad económica para garantizar la continuidad del proyecto más allá de 2025. La idea es seguir ofreciendo formación de calidad y actividades abiertas a la comunidad, manteniendo siempre el compromiso con el entorno y con una práctica deportiva responsable. En palabras de Justo:
“No somos solo una escuela: somos una comunidad. Creemos en un deporte inclusivo, sin barreras económicas ni sociales, y en un estilo de vida que respeta el mar. Hacemos esto con pasión, con los pies en la arena y el alma en el viento”.
En Ence creemos en el poder transformador de los proyectos que conectan a las personas con la naturaleza. Por eso, apoyar iniciativas como esta escuela de kitesurf es mucho más que una apuesta por el deporte: es invertir en futuro, juventud y territorio.