Un Plan Social que esté “con las personas”
Quien bien conoce Galicia, tiene presente que fue una tierra terriblemente golpeada por el negocio de la droga. Aquellos años 80 acabaron con casi toda una generación y aún hoy en día se dejan ver algunos efectos del desastre que supuso la aparición de drogas como la cocaína o el hachís en el día a día de los jóvenes de la comunidad.
Fue después de todo aquello, el 4 de noviembre de 1999, cuando nació la Fundación Érguete-Integración que, desde el primer momento, trató de ayudar a precisamente “erguirse” contra ese vicio a muchas de las personas que habían caído en él.
A lo largo de estos años han seguido ayudando a este grupo social, pero no han querido dejar de acercarse a otros. “El objetivo es contribuir en la mejora social, laboral y de vida de las personas más vulnerables: personas con problemas de drogadicción, parados de larga duración, mujeres víctimas de violencia de género, personas reclusas y exreclusas, migrantes e inmigrantes, minorías étnicas…”, afirman desde la fundación.
Este 2024 celebran sus bodas de plata y tienen claro que su intención es estar “con las personas”, como recoge su lema; y han decidido celebrarlo como saben: ayudando. Para ello, decidieron contar, una vez más, con la ayuda del Plan Social Ence Pontevedra. “Ya habíamos participado anteriormente en el Plan Social y nos permitió mejorar el servicio que dábamos. Al ver en la prensa que se publicaba una nueva convocatoria, decidimos solicitarlo”, explican. Y es que tienen claro que esta ayuda es fundamental. “Para mantener este servicio necesitamos un apoyo, como el que nos proporciona el Plan Social Ence”, argumentan.
En esta ocasión, se centrarán en “facilitar el acceso e integración de las personas drogodependientes a la red asistencial a través de un trabajo individualizado de motivación y derivación” y lo harán en Marín, un sitio que ya llevan visitando durante varios años “En el 2020 se produjo un cambio en la zona de consumo en la que estábamos interviniendo en Poio (poblado del Bao), motivado por una serie de redadas policiales periódicas. Después de indagar, descubrimos que la mayoría se desplazaron a Marín, donde siguen en la actualidad”, explican.
En la fundación entienden que esta es la zona más necesitada. “En el año 2020 atendimos a 24 personas, en 2021 a 88 y en 2022 a 115”, indican. Por ello, seguirán la fórmula que usan desde que se establecieron en el aparcamiento público anexo a la Escuela Naval Militar, el “8 de septiembre de 2020”. Primero, se centrarán en “promover un acercamiento amable, que permita una comunicación fluida y sincera”. Después, tratarán de “acercar productos de primera necesidad, lo que nos permite atender, de forma informal, a las personas que acuden al servicio y esto elimina las barreras que se producen en la atención convencional”. Por último, centrarse en ayudar, ya que, relatan, conseguir completar los dos primeros pasos “permite entrar en temas más delicados y personales como son el consumo, la salud, la sexualidad, la situación social, etc.”.
Son realistas. Saben que el problema de la droga es algo que lleva tiempo y no pretenden que estas personas se rehabiliten rápidamente, pero sí pueden ir creando unos hábitos que ayuden en ese proceso. “A lo largo del tiempo que llevamos en Marín hemos constatado una reducción destacable en el intercambio de jeringuillas. Este hecho no implica una reducción en el consumo necesariamente, pero sí un cambio que implica menos riesgos para las personas que atendemos y, por extensión, a la comunidad en la que viven”, destacan.
De este modo, desean seguir siendo beneficiarios del Plan Social en los próximos años, para que su labor siga avanzando. “El proyecto tiene vocación de continuidad y de estabilidad en el tiempo, ya que la progresión en la población atendida evidencia la gran necesidad que hay en esta localidad”, concluyen.